Estoy tomando un hot chocolate, aunque no hace demasiado frío afuera. Por momentos miro por la ventana y me encuentro con las montañas nevadas y pienso que estoy en nuestro sur. Hasta huele como allá. Pero esto es diferente. No quiero comparar, pero todo es más imponente, más grandioso y el cuidado con el que los kiwis (así se autollaman los neozelandeses) protegen su entorno es maravilloso.
Subo algunas fotos, aunque tengo miles. En la que está mi caripela, estoy almorzando en una villa alpina. La foto me la sacó un japonés (a montones, por todos lados, turisqueando). Las otras dos son desde un crucerito que recorre los fiordos desde un lugar que se llama Milford Sounds hasta la desembocadura del Pacífico. El día no pudo ser más espectacular, ninguna nube, realmente ninguna y strong sol.