viernes, 14 de agosto de 2009

TEMPRANITO, UN SENTIMIENTO

Cierro los ojos para que cada nuevo sonido del piano, como una caricia, se deslize por mi cuerpo. Vibro con el movimiento. De a ratos, un ligero resplandor del sol se suspende sobre las ventanillas del tren. No escucho otros sonidos; he cerrado los ojos para entregarme al compás de la música en mis oídos. He cerrado los ojos y el pasado se diluye dentro de mí, amarrando con avidez los recuerdos. Se estremece mi corazón y cierro los ojos para disfrutar este instante único en que me siento completa y profundamente viva.