Llueve en Christchurch, a mares.
Escucho como golpea la lluvia contra la ventana de mi cuarto.
Es el único sonido, el de la lluvia y el murmullo de mi máquina resoplando cada tanto cuando recarga energías.
Es de noche, tarde para mí, aún muy temprano allá bien lejos.
Y en este silencio pienso en todo lo que develan las fotos, aquellas que capturan un instante, que atrapan una mirada, un gesto, unos ojos y la tristeza y la confusión que son como un grito desesperado para el que sabe de qué se trata. Esta noche, en la distancia, he visto algunas fotos.
lunes, 26 de octubre de 2009
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